El Pueblo

San Sebastián de Garabandal está situado a 5 Km. de la sierra de «Peñasagra» (con 2.050m. de altitud), a 30 Km. de la costa y playa de San Vicente de la Barquera y 30 Km. de los Picos de Europa y dentro de una reserva nacional de caza; el pueblo aún siendo muy antiguo conserva muy bién sus casas de piedra.

Garabandal es un pequeño pueblo de unos 100 habitantes, la mayoría gente mayor, pues la juventud a partir de los años 70 poco a poco fueron emigrando a las ciudades o al extranjero, ya que la actividad del pueblo estaba basada en la ganadería y por estar en alta montaña era muy poco rentable.

 Fue un pueblo de ganaderos y pastores, con unos 350 habitantes en los años 60, en la actualidad viven unas 100 personas, la mayoría gente mayor, en verano residen unas 200 personas. Es el pueblo más alto de todo el ayuntamiento de Rionansa (500m.), con muy poco tránsito de vehículos pues la carretera termina en el propio pueblo.

A Garabandal lo visitan muchos miles de peregrinos marianos todos los años desde los años 60, fecha en la que tuvieron lugar las apariciones de la Virgen María a 4 niñas del pueblo.

Hagamos un poco de historia. A inicios de la década de 1960, el pueblo concitó la atención de los medios de comunicación. Entre 1961 y 1965, cuatro jóvenes en edad escolar (Conchita González, Mari Cruz González, Jacinta González y Mari Loli Mazón) afirmaron haber presenciado apariciones del arcángel San Miguel y la Virgen María. Según ellas, el primero preparó a las muchachas para la posterior aparición de la Virgen, ocurrida el 2 de julio de 1961. Durante cerca de 2.000 sesiones, que concitaron a grandes multitudes, las muchachas entraron en estado de profundo éxtasis y se registraron aparentes fenómenos paranormales registrados por cámaras fotográficas o filmaciones, ante la presencia de cientos o miles de testigos (según las fuentes) que intentaron sustraer a las videntes del trance mediante pinchazos de aguja, quemaduras o golpes. Algunos proyectaron luces directamente sobre sus ojos pero no lograron provocarlas ningún pestañeo. Las niñas eran capaces de correr de espaldas tan rápido que ni los propios jóvenes del lugar podían alcanzarlas; se caían entre las piedras de los caminos ocasionandose golpes en la rodillas que sonaban «sobrecogedores» según los asistentes, pero las niñas nunca parecieron sentir dolor.

Las cuatro jóvenes «comulgaban», según su testimonio, de manos del arcángel: se podía ver cómo inclinaban hacia arriba la cabeza, tragaban una ostia invisible y se santiguaban; en una ocasión un cámara de Barcelona grabó una instantánea en la que se veía una ostia real en la boca de la niña, después de que éstas transmitieran al ángel el deseo de una prueba física para los allí congregados.

En una ocasión el reconocido jesuita padre Luis Andreu acudió escéptico al pueblo, cuando en una de las apariciones gritó: «¡Milagro! ¡Milagro!». Esa misma noche falleció inesperadamente tras asegurar que había había visto a la virgen. El Padre Pío también tuvo una importante relación con el milagro y conoció a las niñas. La denominación, no reconocida por la Iglesia Católica, de la Virgen en esta serie de visitaciones es Nuestra Señora del Monte Carmelo de Garabandal, porque su apariencia, vestimenta y tipo de cabello se corresponden con la representación mariana del mismo nombre

Bajo estas palabras pueden verse algunas imagenes del entorno (el retablo de la iglesia parroquial, el viejo camino, llamado «calleja», de acceso a los pinos , el pueblo).